Planear es una actividad obligatoria para cualquier empresa que quiera disminuir el riesgo de fracaso de cualquier objetivo o proyecto, sin embargo, lo que realmente transciende no es el plan, sino las acciones que materializan todas las ideas plasmadas en él.
Sin embargo el énfasis que se le da al plan, supera por mucho el énfasis que suele darse a la ejecución del mismo.
Para las organizaciones que quieran lograr resultados debe ser imperante el que la estrategia y la ejecución tengan el mismo valor.
La estrategia es una promesa de valor, la ejecución son las miles de decisiones que, a diario, deberán tomar los líderes de las organizaciones para lograr materializar esa promesa y entregar valor.
Empresas como Google, eBay, Apple, Tesla, podrían ser nuestros referentes perfectos al momento de tener que mencionar a aquellas empresas que logran resultados excepcionales a través de su planes estratégicos y la ejecución de los mismos. No está por demás mencionar que para una ejecución efectiva, contar con la tecnología, capital humano, procesos y estructuras adecuadas, aumentará la probabilidad de lograr el objetivo deseado.
Para cualquier organización planear, es por si sólo, un reto importante, dado que los planes se generan entre personas que deben debatir, consensuar y sobre todo estar de acuerdo, si a esto agregamos el hecho de que para cualquier individuo el problema no es tener buenas intenciones, sino que que las lleve a cabo, la situación se vuelve un poco más retadora.
Y si además de lo anterior, agregamos que las decisiones y acciones que cada persona ejecute deberán estar alineadas al plan estratégico, el desafió es notablemente mayor, dado que implica que las personas en algún punto deben de superar formas de ejecutar que han aprendido a lo largo de su experiencia en otras empresas o en otras etapas dentro de la misma organización.
Ejecución Estratégica
Por todo lo que ya hemos mencionado, es importante hacer la siguiente declaración, si la planeación es estratégica, le ejecución también tendrá que ser estratégica.
Si en verdad queremos lograr que la estratégia pase de un plano conceptual a volverse real, los objetivos estratégicos a ejecutar no deberán ser más de dos, y es por una simple razón, las empresas no tienen la capacidad para enfocar todos los esfuerzos en todos los objetivos, no hay ni energía ni capacidad humana para ello. Como dice el refrán, «El que mucho abarca, poco aprieta».
En esta parte del proceso, el principal reto será elegir los principales Objetivos y Resultados Clave (OKR), y dado que sin duda se estará ante un proceso de cambio, es de vital importancia identificar a las personas que son agentes de cambio, que lo promueven continuamente, porque serán ellas las que nos ayuden a transmitirlo a las personas (que normalmente son la mayoria) que tienen menos habilidades para la adaptación al cambio.
De manera resumida, el proceso tiene los siguientes pasos:
- Identificar los objetivos y los resultados clave (OKR)
- Seleccionar a las personas clave y agruparlas.
- Transmitir los OKR y la estructura clave que los ejecutará.
- Transmitir claramente las formas en que se llevará a cabo la ejecución.
- Reconocer públicamente a las personas clave las acciones ejecutadas.
- El último punto consiste en la medición constante de las acciones y dar retroalimentación. (Tablero de control)